La verdad es que huimos torpemente de las malas experiencias. Si te duele algo, te tomas un tranquilizante o te dopas. Si una persona te cae mal, al verla bajas la vista. O el gallo que va a tu lado en Metro está fétido y sólo das vuelta la cara y te refugias en mejores aromas. Te rompen el corazón y te cambias de mundo, a uno distante y remoto.
Mi último plan, después de probar algunos cuantos, fue ser frontal al problema. Sin muchos miedos pero hartas dudas. Como me dijo en alguna ocación el >Gurú Bombalet<: "debes ser como un guerrero y faquir a la vez, exponer tu cuerpo al dolor, pero también saber combatirlo". Y eso hice! Y me costo un montón.
Torpemente me arrancaba del mal, y lo único que lograba es que me pisara los talones. Jamás lo alejé. Siempre siguió mi ritmo. Me aburrí y no atiné a nada más que pegarle un combo fulminante, dejarlo atontado y sólo después echarme a correr.
Estoy mejor. Corriendo veloz.
Unwell/Mb20
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